domingo, 28 de octubre de 2012

Flor de leyendas

Alejandro Casona

Héctor y Aquiles
 
La Íliada es el más antiguo poema épico de la literatura universal. Lo compuso, hace tres mil años, un anciano poeta ciego, llamado Homero, gloria de Grecia. Y los rapsodas, sus discípulos, lo contaron por los caminos y los campamentos, conservando para la inmortalidad, por la belleza de su palabra, el recuerdo de los dos grandes héroes de la guerra de Troya: Aquiles, el de los pies ligeros, y Héctor, domador de caballos.

Hace nueve largos años que el ejército griego acampa, junto a sus negras naves, frente a las murallas de Troya. Durante tanto tiempo, sobre la franja de tierra que se extiende entre las murallas y el mar, se han desarrollado centenares de combates, donde se han mezclado héroes y dioses, sin que la victoria acabe de decidirse ni por unos ni por otros.

Fuertes son los griegos de largas cabelleras; los dirige Agamenón, rey de hombres, y a su lado combaten los más brillantes héroes de las islas: el gran Diomedes, de indomable valor; el gigantes Áyax, de ancho escudo; el prudente Ulises, rico en sabiduría; y el héroe de los héroes, Aquiles, el de los pies ligeros, hijo de una diosa del mar, que al nacer le bañó en fuego celeste, haciendo su cuerpo invulnerable al hierro, excepto el talón por donde le tenía cogido al sumergirle en el baño.

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